viernes, 30 de julio de 2010

Para mi abuela. Que en paz descanse.

Esta mañana te veías gris y pardusca.
Tu piel ya no era tersa.
Tus labios ya no hablaban.
Aquellos tatuajes que aquel día brillaban, hoy se encuentran sucios.
Tu pelo ya era blanco.
Tus labios ya no hablaban.
Hoy te traje una flor, para adornar tu lecho.
Tus ojos se apagaban.
Tus labios ya no hablaban.
Y me senté a tu lado. "Seguro que estás sola allá donde te encuentres", pensé.
El sueño te invadía.
Ya nunca volverías.

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