miércoles, 7 de julio de 2010

Moonlight.


En una dimensión diferente y paralela a la humana existía una chica. Una chica que no sabía nada de sí misma. Una chica que no conocía el temor a la muerte, pues en su mundo, la muerte no era sino un problema banal; que no conocía el temor a no ser reconocida como persona, pues en esa especie de mundo sólo se encontraba ella; que no conocía el temor hacia los pensamientos de los demás sobre ella, pues no existía la esencia de la apariencia; y que no conocía el temor a enamorarse, porque nunca había sentido amor.
Fue un día, sentada en la espesa mata de hierba negra que cubría ese mundo, y bajo un cielo igualmente negro, cuando lo vio. Se puso en pie y lo contempló. Su cuerpo, o lo que podría ser su cuerpo refulgía escultural y su mirada, o lo que parecía su mirada, tenía cierto colorido brillante que bien podría cegar a cualquiera. ¿Era aquello la luz?...Probable. ¿Era aquello otro...semejante...?...Probable. Lo que no previó como probable fue que él había llegado porque la buscaba.

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