sábado, 3 de julio de 2010

Colección de Metáforas (II)


Cómo la muerte se nos lleva...

En una fría y hastía noche hibernal, donde sólo los gatos poblaban las húmedas aceras y la basura derramada, comenzaron a escucharse pisadas. Alguien se acercaba sobre las hojas produciendo quejidos crujientes en éstas, que acababan despedazadas sin piedad sobre el asfalto. Ahí estaba yo, sobre el suelo, ciega y desvalida, desorientada y terriblemente confundida, llorando sin saber cómo pero sabiendo el por qué. Entonces las pisadas se aproximaron. Una...dos...tres...cuatro...Los latidos de mi corazón de aceleraron. Cinco...seis...siete...ocho...Mi boca dejó de salivar y mis labios, resecos cesaron su temblequeo. Nueve...diez...once...doce...Puedo sentir tu olor aproximándose. Trece...catorce...quince...dieciséis...Y tu aliento escaparse travieso desde tus labios y golpear mis livianas mejillas. Diecisiete...dieciocho...Mis ojos se cierran, al igual que los tuyos. Diecinueve...Tu delicada mano enguantada reposa bajo mi mentón arañado por el asfalto, de arrastrarme. Veinte...El sentir de tus labios sobre los míos y la luz intensa y cálida que anunciaba el comienzo de la nueva vida, allá, contigo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario