viernes, 30 de julio de 2010

Para mi abuela. Que en paz descanse.

Esta mañana te veías gris y pardusca.
Tu piel ya no era tersa.
Tus labios ya no hablaban.
Aquellos tatuajes que aquel día brillaban, hoy se encuentran sucios.
Tu pelo ya era blanco.
Tus labios ya no hablaban.
Hoy te traje una flor, para adornar tu lecho.
Tus ojos se apagaban.
Tus labios ya no hablaban.
Y me senté a tu lado. "Seguro que estás sola allá donde te encuentres", pensé.
El sueño te invadía.
Ya nunca volverías.

No hay viento...


Ya no hay viento que me cuente
lo que haces
se ha esfumado, ya no vuelve
y la brisa lo sustituye
brisa suave, débil...como mi corazon ahora
a veces brisa entrecortada...rasgada por el sonido de la lluvia
o por el sonido de los árboles al mecerse
la lluvia...penetrante...cual flechas punzantes
se clavan...sin dudar donde más duele
y se quedan ahí, por eternidades yacentes
No puedes extraer aquellas agujas que hoy te hieren
Aquel sufrimiento que anidó en tu interior, afloró y se marchitó
Ahora, te quema la piel lentamente, la deshacen como si fuera simple cartulina
Endeble...
Insignificante...
Austero...
Doloroso...

Estaciones. Otoño.



El final del verano, y con este, la llegada de la brisa del nuevo otoño que se avecina. Pronto los árboles comenzarán a tener frío en sus desnudos brazsos mientras sus vestimentas
de secas hojas cubrirán el suelo. Pero que la tristeza no anide en sus arbóreos corazones, poque pronto la primavera teñirá de verde de nuevo los prados, y traerá coloridas flores a los desnudos sabios del bosque. Ellos que han sido partícipes en millones de despedidas en otoño, de lágrimas y llantos de amor. Con la llegada de la primavera, tal como pasa con los ancestros verdes, nuestro corazón vuelve a cubrirse de hermosas flores, las que sustituyen a las caídas en otoño bajo el duro frío de la brisa que a la Naturaleza estremece. La primavera es la sanación de corazones, y el otoño sólo el infranqueable muro que cubre muchos de ellos hasta esperar que una luz atraviese los ladrillos de sus paredes e ilumine así nuestra conciencia y nos haga aún más fuertes de lo que éramos en ese oscuro otoño.

viernes, 23 de julio de 2010

Naturaleza y amor.

Sí...podía sentirlo...el rasgar las hojas contra el humilde y escaso viento del verano; el agua de la fuente juguetear con los humanos; y las rosas...las rosas mirando a una chica. Una chica que moría de amor por el chico que, cayendo en las redes de la fuente, se complacía con las pocas gotas frías que regalaba. Ajeno a aquella batalla que por él, y sin él se disputaba, reía, llamándola. Negábase ella, con cierto atisbo de rubor en sus mejillas. Pura farsa. Él no debía saber lo que ella pensaba. Las rosas suspiraban. La fuente la abrumaba. Y él...tan sólo la miraba. "¿María?"...escuchaba. Y una, y otra...y otra vez. No, no estaba. "Deja de llamarla, es inútil...ella no puede escucharte" advertían las rosas. "No, aparta...ven a jugar" repetía la fuente, con voz cantarina. "Escúchala"...aconsejaban las hojas. "Entiéndela" deseaban las hormigas. "Ámala" susurraba el viento.
Ella miró sus ojos. Él miró sus ojos. "Ven" decían los de ella. "Me preocupas" decían los de él.
Los brazos de ella se abrieron. Los brazos de él también. "Ven" decían los de ella. "¿Qué te pasa?" decían los de él.
Los labios de ella se acercaron a los de él. Los labios de él ardían. "Ven. Te quiero" decían los de ella. "Bésame" decían los de él.

miércoles, 7 de julio de 2010

Moonlight.


En una dimensión diferente y paralela a la humana existía una chica. Una chica que no sabía nada de sí misma. Una chica que no conocía el temor a la muerte, pues en su mundo, la muerte no era sino un problema banal; que no conocía el temor a no ser reconocida como persona, pues en esa especie de mundo sólo se encontraba ella; que no conocía el temor hacia los pensamientos de los demás sobre ella, pues no existía la esencia de la apariencia; y que no conocía el temor a enamorarse, porque nunca había sentido amor.
Fue un día, sentada en la espesa mata de hierba negra que cubría ese mundo, y bajo un cielo igualmente negro, cuando lo vio. Se puso en pie y lo contempló. Su cuerpo, o lo que podría ser su cuerpo refulgía escultural y su mirada, o lo que parecía su mirada, tenía cierto colorido brillante que bien podría cegar a cualquiera. ¿Era aquello la luz?...Probable. ¿Era aquello otro...semejante...?...Probable. Lo que no previó como probable fue que él había llegado porque la buscaba.

sábado, 3 de julio de 2010

Composición (I)

Colección de Metáforas (III)


Superación Personal.

Un paso...dos pasos...tres pasos...¿por qué no llegaba a su destino de una vez?Cansado ya de esperar siguió caminando entre la bruma, perdido porque no sabía qué había en torno a él...cuatro pasos...cinco pasos...No se podía oír nada, ni el más mínimo rastro de vida en ese asqueroso lugar, tan sólo el retumbar de sus paso sobre la fría piedra...seis pasos...siete pasos...ocho pasos...¿Qué es eso? una luz en el horizonte que le atrae como si de un imán se tratase...hacia su centro. Siguió su camino pero, esta vez, se dirigió hacia la luz...nueve pasos...diez pasos...once pasos...doce pasos...trece pasos...
Pero la luz se alejaba...cada vez más y estaba desesperado por alcanzarla: su brillo, su belleza, su...calor. No se rindió y continuó caminando, mas sus piernas eran como rocas que tenia que soportar, un pesado equipaje...catorce pasos...quince pasos...dieciséis pasos...
La luz se hace aún mayor cada vez que se acercaba, sin embargo nunca lograba alcanzarla...y seguía caminando...cansado, sí, pero prosiguió su viaje. Diecisiete pasos...Dieciocho pasos...Diecinueve pasos...
Mucho más grande, mucho más brillante y sobre todo, mucho más hermosa. Paró a contemplar aquella maravilla que se extendía ante él con gran esplendor y sobrenaturalidad. Allí le esperó tras cincuenta agotadores pasos, pero al fin halló lo que quería. Sin embargo, no se quedó allí parado, sino que continúo su viaje, hacia nuevos horizontes, nuevas luces que encontrar, nuevas experiencias que contar...sesenta
pasos...sesenta y un pasos...sesenta y dos pasos...

Rimas.


Segunda Rima: Te Odio.

Te odio, mi vida:
eras mi pasión,
eras mi alegría,
eras mi razón,
eras mis eternos días.

Eras imaginación,
eras poesía,
eras canción.

Te odio, mi vida:

En mis recuerdos
ya no existe velada
que narre sucesos de amor,
ni cuentos de hadas.

Ya todo acabó
y ¡ay amor!, gracias a tus ausencias,
mi lira nunca murió.

Colección de Metáforas (II)


Cómo la muerte se nos lleva...

En una fría y hastía noche hibernal, donde sólo los gatos poblaban las húmedas aceras y la basura derramada, comenzaron a escucharse pisadas. Alguien se acercaba sobre las hojas produciendo quejidos crujientes en éstas, que acababan despedazadas sin piedad sobre el asfalto. Ahí estaba yo, sobre el suelo, ciega y desvalida, desorientada y terriblemente confundida, llorando sin saber cómo pero sabiendo el por qué. Entonces las pisadas se aproximaron. Una...dos...tres...cuatro...Los latidos de mi corazón de aceleraron. Cinco...seis...siete...ocho...Mi boca dejó de salivar y mis labios, resecos cesaron su temblequeo. Nueve...diez...once...doce...Puedo sentir tu olor aproximándose. Trece...catorce...quince...dieciséis...Y tu aliento escaparse travieso desde tus labios y golpear mis livianas mejillas. Diecisiete...dieciocho...Mis ojos se cierran, al igual que los tuyos. Diecinueve...Tu delicada mano enguantada reposa bajo mi mentón arañado por el asfalto, de arrastrarme. Veinte...El sentir de tus labios sobre los míos y la luz intensa y cálida que anunciaba el comienzo de la nueva vida, allá, contigo.


Colección de Metáforas (I)


Nadie.
Se agazapó en un rincón de su dormitorio, donde gobernaba la absoluta oscuridad, eterna. Mantuvo sus ojos abiertos durante unos minutos, dirigiendo su mirada hacia la puerta sin apenas pestañear. Acto seguido dejó su espalda apoyada contra la pared vacía que se encontraba tras su cuerpo. Estiró las piernas sobre el suelo y cerró sus ojos lentamente. Se permitió unos momentos de paz mientras la música continuaba retumbando contra las paredes y provocando temblores en el suelo. Suspiró, intentando contener las ganas atroces de salir y gritarles a todos que se marcharan. Tampoco le importó demasiado...seguiría siendo invisible a los ojos de los demás. Y es que no eran capaces de ver su silueta, y solo Nadie la acompañaba en sus viajes. Pero a pesar de los esfuerzos de Nadie por ser un buen compañero, ella siguió mustia tirada en la habitación. Nadie lloró por ella. Derramó lágrimas sobre el suelo, inundándolo. Pero ella, a pesar de verle llorar no sintió compasión...su mirada continuaba perdida en aquella peurta entreabierta del dormitorio, y ella no había dejado de pensar en Todo, quedando así en el olvido Nadie.
Nadie sigue vagando por el mundo, de lugar en lugar buscando almas solitarias donde poder anidar, pero cuando encuentra alguna, debe mudarse al poco tiempo.

viernes, 2 de julio de 2010

Fantasías Japonesas. (I)


Sakura, Sakura.

Satsu dormía plácidamente en el futón de al lado, mientras yo me mantenía despierta, sin apenas haber podido pegar ojo en toda la noche, nerviosa por los acontecimientos del día anterior y los que hoy me esperaban. Desesperada por la acumulación de pensamientos en mi mente me levanté y asomé mi cabeza a través del hueco cubierto con sábanas en la pared, que actuaba como ventanuco. Aspiré el aire frío de la mañana del dos de mayo y cerré los ojos dejando que la brisa suave y fresca revolviera los mechones de mi cabello que caían a ambos lados de mi rostro, después de la atareada noche anterior en el café Setsumono. Sin importarme el tiempo que tardaría después en volver a peinarme suntuosa y bellamente(que serían unas cuantas horas), me deshice de la cinta que sujetaba mi moño típico japonés, dejando que mi melena negra oscura se derramara como pequeñas cascadas sobre mis hombros. Observé el patio desde allí. Estaba cubierto de pequeñas florecillas rosadas. Ya había llegado la primavera, y algunas de las hojas que entorpecían el nacimiento de otras nuevas caían al suelo, rechazadas, mientras que las otras, tan rosadas que hacían daño a la vista, brillaban y se mostraban en todo su esplendor. Mi pensamiento se desvió un instante de la flor del suelo para fijarse en las del cerezo de donde se había desprendido la primera. Me llevé instintivamente la mano al obi de mi kimono, las geishas no nos lo quitábamos para dormir pues costaba mucho trabajo ponerlo, al igual que peinarse, por eso también dormíamos con una especie de almohada henchida y alta, lo que permitía mantener nuestro cabello intacto. Rebusqué en el obi y la encontré. Observé sus pétalos y la apreté contra mi pecho fuertemente. Me sentí aliviada un instante y en mi mente visualicé la imagen de Haru, que me la había regalado ayer mientras caminábamos juntos de regreso a casa. Él era mi vecino. Había visto una flor en el suelo, la había recogido y entre sus manos pareció como si volviese a florecer y, después, la colocó sobre mi oreja.
-Mi pequeña Sakura.
Murmuró mirándome y yo sonreí como respuesta.

Cuentos (II)


Sayonara Butterfly.

Realmente no sabía bien dónde se encontraba y por qué una masa atrozmente grande de miradas se fijaban en él, algunas curiosas, otras malvadas, otras mentirosas, otras dulces, otras cálidas...y le observaban con tal detenimiento y curiosidad como si no le hubieran visto en la vida. Y aunque le aterrorizada pensarlo, había sido así desde que nació. Siempre había sido el chico invisible, el que todos se olvidaban de sortear en los pasillos de la escuela excusándose con un "perdona, no te había visto", como si él no lo supiera; el chico sin rostro, porque nadie se acordaba de él, tal vez de su nombre, pero nunca de sus ojos ni de sus facciones. Su paraíso siempre había estado nublado. Y es que Keiichi estaba siendo arrojado en el olvido eterno. Pero nunca había sospechado que también había otra persona con su misma situación, nunca lo habría sospechado hasta...aquel día en el auditorio del teatro municipal. La miró mientras actuaba en el escenario, mientras movía las alas como si se tratase de una mariposa, hermosa, liberal, terriblemente...atractiva a la vista. Pero sólo él pudo saberlo. Ella aleteó de nuevo sus alas vaporosas en el aire, rasgándolo con un sonido débil, como su temiera hacer daño al propio oxígeno existente en el ambiente. El acorde final, una cadencia semiperfecta resonó en toda la sala, los acordes primero y cuarto, dieron fin a la obra. Y él quedó con ganas de más. Se levantó y corrió, corrió...corrió...hasta más no poder, pero no había rastro de ella. No...no podían haberse olvidado de ella...no podían haberse deshecho de aquella mirada, de sus alas...No tenían derecho. Pero la mariposa ya había volado lejos de allí, y Keiichi no tardaría en acompañarla.

Cuentos (I)


Cuestión de ética.

Laurence nunca pensó que llegaría su obsesión tan lejos. Él había supuesto que sería una etapa más del conjunto que formaba su adolescencia. Pero él había madurado hacía tiempo ya...¿qué había pasado? La angustia invadió su cuerpo al completo, y sus pensamientos le arrancaron del lugar donde s encontraba, frente a Nancy en clase de filosofía. No le importaban ni Platón ni Freud, en ese momento no. "¿Laurence? ¿Estás dormido?" Resonaba una voz en su cabeza...siempre diciendo lo mismo, una y otra y otra vez. Entonces decidió regresar, pero sólo por unos minutos.-¿Qué?.-respondió de mala gana, sin saber a quién dirigirse, por lo que continuó mirando al frente.-¿En qué piensas, tío? ¿No ves que estamos copiando? ¿Por qué no coges apuntes?-¿Eh?Nancy reflejó un gesto de claro desdén en su rostro.Suspendí el examen de filosofía. Parecía ser que Platón y Freud eran más importantes de lo que yo pensaba y justamente por su culpa, mi madreme castigó la semana entera sin tocar mis comics. Perfecto. Sería una semana estupenda. Pero, a pesar de todos esos inconvenientes, yo continuaba reflexivamente extraño. No podía dejar de pensar en lo que Gabriella(una compañera de una compañera perteneciente a mi clase) me había pedido salir hacía apenas unas dos semanas. Estaba buena, sí, bueno, superbuena. Pero no me llamaba la atención. En realidad...no tenía más de dos centímetros cuadrados de masa cerebral. Pensé que sería fácil aprovecharse de ella pero teniendo en cuenta que estaba más sobada que la pipa de un indio, como se dice normalmente, pues decidí rechazar su oferta. Y es que yo siempre he estado perdidamente enamorado de mi mejor amiga Nancy, pero obviamente ella no lo sabía, o al meno fingía no saberlo.Cda vez que sus ojos profundos se clavaban en los míos yo apartaba la mirada con el vello escarpiado, y ella reía y su risa flotaba en el ambiente aportando durante unos segundos una dulce melodía que se fundía con los horribles ruidos del patio del recreo o de la discoteca que frecuentábamos. Hacía tiempo que quería decírselo, pero no encontraba la forma de hacerlo. "Nancy, tengo que hablar contigo". Ella me miraba con aquellos ojos como oceános y yo me amedrentaba, con las manos temblorosas, y acto seguido me ponía rojo como un tomate y a lo mejor decía cualquier tontería que se me ocurriera en ese instante. Y entonces su música volvía a fundirse con los gritos de los chicos del patio del recreo jugando al fútbol.Suspendí la primera evaluación.Filosofía nunca se me ha dado del todo bien, y si además añadimos a eso que apenas trabajo esa materia, pasa lo que pasa. Examen suspenso más trabajo sin entregar es igual a un cero como una casa. El caso es que eso me daba exactamente igual. Pero mis notas ese trimestre eran vergonzosas, pues sólo había conseguido dos sobresalientes. Yo soy muy perfeccionista, y me gusta mucho superarme a mí mismo en los exámenes, es como si mi enemigo o contrincante en una pelea fuera yo mismo, o mi mente en el caso de los exámenes. ¡Pero un ocho en matemáticas! Era totalmente inadmisible. Suspiré. "Bueno, en la segunda evaluación lo haré mejor". Lo peor había sido mi seis en Latín. Me dieron ganas de llorar, pero no lo hice porque entonces sí tendría problemas. Y de los gordos. Entonces, mientras miraba mis horrendas calificaciones, Nancy se acercó a mí, con su habitual sonrisa de siempre pintada en la cara y me preguntó por mis notas. Gruñí como respuesta y enseguida supo que se trataba de mis notables por lo que me sentía tan irritado. Nancy siempr suspendía a propósito y se presentaba a los exámenes de recuperación, los cuales eran más fáciles de aprobar. En mi opinión eso no suponía ningún reto, pero ella es simple, siempre busca el camino fácil y rápido. Siempre comparaba sus notas con las mías, riéndose y regalándome suaves caricias en el hombro para consolarme por mis notables. Pero yo sabía que ella era mejor que yo, y sabía más que yo, y por mucho que quisiera saber tanto como ella no lo conseguiría jamás. Era el modelo de hija que todo padre desearía: aplicada, de sobresaliente(si quisiera, y de hecho, en la universidad fue así), inteligente, música, escritora, pintora, diseñadora grafica, no era rebelde, pacífica...Y yo en cambio era el modelo de estudiante o adolescente que se pillaba sus rabietas de vez en cuando y no hacía nada por las tardes salvo prepararse el examen de historia para dentro de dos semanas. Deprimente. Sencillamente patético. Y para colmo, siempre ella tenía a autoestima por los suelos. ¿Cómo alguien tan perfecto puede ser así? Se le caía el alma a los pies al mirarse al espejo y contemplar sus anchas caderas, sus pequeños pechos aún sin formar, su orondo rostro y sus abultadas piernas; y saber que no era como las demás a veces causaba en ella una oscuridad triste y solitaria. Yo la quería tal y como era, pero claro está, ella no lo sabía. Se calificaba como torpe, gorda, y cuando la insultaban, daba a razón a los chicos que la miraban mal...Para mí siempre ha sido y será una persona admirable.

Rimas.


Rima Primera: Dulce Ceguera Oscura.

Dulce oscuridad que con su negro manto

cubre mi día soleado,

y lo convierte en llanto.

Mas la luz no aparece,

no viene, pero llegará,

tarde o temprano,

tan sólo esperar...

Largo tiempo transcurrido vagando entre sombras,

y al final del túnel una luz,

que nunca aparecía.

Eras tú, que con tu aura me trajiste la esperanza,la alegría;

y me enseñaste que el cariñono se recibe;se siente.

LLegado a este punto

mis reflexiones mueren

en un aura de poesía

para alguien a quién quiero ;

que me enseñó

y me ayudó

y me comprendió

y sobre todo,

me amó.

Fantasías Románticas (IV)


Soledad y añoranza.

Esconderse. Cerrar los ojos. Abrazarse. Silencio. Llorar.Derramamiento de agua inútilmente porque no merezco llorar. Ni iquiera me qedan lágrimas para hacerlo, pero tu no estás.Dará igual cuántas lágrimas caigan al suelo por t, dará igual las veces que he llamado a tu corazón y tu no respondías, dará igual lo que te dije, dará igual el amor que te brindé.Si todo no importa...¿para qué llorar si no volverás?Mírame y dime qué es lo que ves.Te lo diré yo: dolor, mucho dolor. Sentimiento doloroso al no poder tocarte ni abrazarte; impotencia porque no te tengo a mi lado a pesar de que dices que lo estás.Y ahora desvía la mirada y desaparece de mi mente. Sin embargo no quiero que te marches. Las canciones que me regalaste me permiten vivir día a día. Porque eres mi droga; porque eres mi todo.

Fantasías Románticas (III)


Monzón de amor.

Eco que me envuelve dulcemente, que me acuna. Eco que resuena en mis oídos: "Tac, tac, tarracac..." Sonido que me hipnotiza. Sonido que me invita a escuchar. Sonido que me inspira. Sonido tranquilo, sencillo:"Tac, tac...tarracac..."Miro la ventana, escuchando aquel sonido. Escudriño todos y cada uno de los diamantes que se posan sobre el cristal en mi ventana. Adquieren diversas formas amorfas, que no dicen nada pero que para mí son el mundo entero, mi mundo.Suspiro he intento apartar mi mirada de allí, pero no lo consigo.Le veo a él. Allí. Su rostro reflejado en el cristal, dibujando sus facciones rectas y sus curvados labios en una sonrisa.Trago saliva, incómoda. Debía tratar de olvidarle si quería que todo siguiera...en su sitio. Sin embargo, me permito el lujo de una última mirada más. Miro sus labios atentamente, añorándole, anhelando acariciar sus labios. Sigo aún soñando con su imagen cuando llegan los pensamientos fríos. Intento apartarlos, lo que consigo sin gran esfuerzo, ya que llevo bastante tiempo haciendo eso.Ahora sé que él es muy especial para mí, que le necesito, que...le amo. Él era el interruptor de luz en la pared, que me iluminaba. Era mi sendero, que me guiaba. Era...mi más fiel confidente...el que me escuchaba.Las tinieblas se adueñaron de mi sufrido corazón lentamente, como si las cercaran. Aislado ya de todo rastro de sentimiento, me volví fría y distante.Sola, me retiré a mi mundo solitario, vagando, atravesando las brumas que aprisionaban mi corazon vulnerable. ¿Por qué tú, que me habías hecho pasar tan buenos momentos?¿Por qué tú que ahora que no te tengo muero?¿Por qué tú...amor?Y, lentamente, morí ahogada por las olas.

Fantasías Románticas (II)


Muerte.

Una misión me encomendé al conocerte, que sigo manteniendo aún mientras te conozco y que mantendré enhiesta mientras dure nuestro mutuo afecto.Sé que hay veces que no controlo emociones, que surgen como tirrentes desbordados tras una tormenta de palabras, tras un huracán de versos, tras un beso prohibido robado de tus finos y dulces labios aterciopelados.Recuerdo aquel día que te dije que era mejor que estuvieras sin mí, pero me sentía frustrado al compartir mi corazón entre otros dos, uno más grande que el otro. Sin embargo, lo hice. Te dejé sola y tu me dejaste marchar, tirada en el suelo, tu corazón desangrandose.No hace mucho que regresé y te encontré acurrucada en un rincón auto-abrazándote, subsistiendo de mi recuerdo, dandóte el cariño que yo nunca te proporcioné en su momento. Ahora cuando cae la lluvia es cuando las gotas de agua aclararon mis ojos y lo vi todo claro. Mis ojos escocían mientras intentaba contener las lágrimas que anhegaban mis ojos y que empujaban mis lacrimales deseando fervientemente surcar mis mejillas. Pero no lo permití.Me agaché a su lado y la miré, sólo una mirada y el mundo entero cambió.Sólo una mirada, dedicada a ella, sólo una mirada, dedicada a él.Enormes ojeras adornaban su bello y fascinante rostro, antaño iluminado de vida. Ojos que lo miraban, brillantes por las lágrimas pero inconscientes. Brazos que se alrgaron para estrecharle contra un pecho que le hacía sentirse así...tan lleno de vida.Agua manchó su camisa, agua prohibida que él no era digno de merecer. Intentó zafarse de aquellos brazos, de aquellas manos delicadas pero ella le estrechó con más fuerza contra sí. Él agradeció el gesto y le devolvió el abrazo. Sabía qué tenía que decirle. Sabía qué tenía que hacer pero no quería hacerlo. Sólo deseaba estar junto a ella, y abrazarla, limpiar sus lágrimas, y besarla y hacer el amor con ella. Pero su deber era protegerla. Eso haría, aunque doliera.La miró fijamente a los ojos, intentando ser lo más inexpresivo posible. Tragó saliva para fortalecerse, sin embargo aquellas lágrimas le desarmaban pero tenía que decírselo y desaparecer. Así era y así sería.-Di lo que yo te diga¿ de acuerdo? Pero absolutamente todo.Empezó diciendo él. Y vio cómo asentía. Su corazón palpitó desenfrenadamente.-"No te amo". "Te odio". "Quiero que te marches, dejáme sola"."Desaparece de mi vida".El corazón de ella estalló en mil pedazos. ¿Qué le había pedido que hiciera?¿La estaba obligando a rechazarle? No, eso nunca.-No...por favor...no...Sólo fue capaz de murmurar. Y rompió a llorar, temblando de miedo porque sabía que él volvería a marcharse.-Dilo. Te odio, no te amo, quiero que te vayas. Dilo ahora.A ella le temblaron los labios cuando los separó para hablar.-Te...te od-odio...Qui-quiero...que te ...mar-marches de aqui...no t-te a-amo...Balbuceó con la voz ahogada por el dolor y las lágrimas que bajaban como cascadas por sus mejillas, furiosa. Él asintió sin inmutarse por las palabras de ella, el rostro infranqueable, una muralla que los separaba, que él acababa de reforzar. Aunque sintiese que su corazón estalla en pedacitos, esparciendose por la sala; aunque sintiese que se moría, todo debía ser así. No podían estar juntos y ella lo sabía pero se amaban, no podían ocultarlo. Con resignación se dirigió hacia la puerta. Ella se levantó. Había dejado de llorar y su rostro esta aún húmedo pero se acercó a él con mirada sombría, firmemente. Le asestó una bofetada que resonó en todos los rincones de la sala. Él la miró, y no la reconoció. Se dio la vuelta y se escapó, protegiéndose de aquella chica, intenándose en la penumbra, su mejor amiga y compañera.Pero ahora ni la penumbra podía ayudarle.Había convertido un ángel, en un demonio.Había transformado la vida, en la muerte.Él era la muerte.

Fantasías Románticas (I)


Sólo un Beso.


Por uno de tus besos deliro, por besar tu cuerpo enfermo, por besar y morder tus labios me desmayo, por tu marcha muero. Si me dejas, no podré seguir viviendo, dejaré de existir simplemente. Todo se volverá gris, incluso mis ojos. Esos que refulgen y brillan cada vez que me hablas, los mismos, caerán en un agujero oscuro, del que nunca podrán regresar. Amor, que nos permite ver el mundo tal y como queremos que sea. Dolor, que nos hace volver a la cruel realidad. Paradoja extraña, con sentido, sin maldad. Amor fugaz pero placentero, conversaciones largas pero insuficientes. Dolor traumático, que anuncias mi muerte inmediata, larga agonía durante horas que aumentan el peso en mi apesadumbrado corazón.Esencia de amor, dulce pero malvada, tiñes de rojo cada rostro, cada mirada, cada corazón...Destruyendo todo, huracán de sentimientos, paradoja de obsesión. Mi corazón estará eternamente blindado.Sólo diré una palabra:Sentir.